THE SMART TRICK OF VIERA VIDENTE THAT NOBODY IS DISCUSSING

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El poeta estimó necesario que la voluntad se proyectase sobre aquéllas partes del cuerpo que habitualmente se hallan sustraídas a su imperio.

En ese vasto silencio acorazado de gritos de guerra, oculto del exterior por el huidizo espejismo del tiempo, el Eterno Vencedor­ oye la voz de otros silencios… Pero yo estoy separado de él por estos ejércitos de, fantasmas que debo aniquilar…

El triunfo del “Logos” sobre el “Mythos”, de la visión racional sobre la visión indivisa; “la caída” en lo condicionado y en la existencia separada, que cierra al hombre las puertas de la infinitud, atormentaron siempre a Gerardo.

El hombre debe transformarse, de lo contrario la revolución y el progreso serán la continuidad modificada de un estado de confusión y de caos. Debe comprender que la evolución interior es posible y que existe un significado más allá y por encima del significado corriente de la vida.

Como Novalis, considera que la tarea suprema de la cultura consiste en apoderarse del “yo” trascendental. Para ello, el poeta deberá sustraerse a la experiencia sensomotriz mediante un heroico trabajo de despojo, tornar a la psique permeable y receptiva y avanzar unificando la aparente pluralidad del cosmos en una introversión incesante.

El surrealismo, como actitud de rebelión contra los condicionamientos que cercan al hombre en su inside y exterior, y como impulso para superar el nivel ordinario de conciencia y trascender, se inscribe en la vasta empresa person y colectiva, que en todas las épocas pugna por hallar el sendero que conduce al conocimiento metafísico, es decir, a la comprensión y a la experiencia inmediata de la Realidad última, que es fundamento y causa del universo y principio y sentido de la vida humana.

George. The unspoiled townscape harks back about 800 yrs which is loaded towards the brim with striking church buildings, proud townhouses and timbered cottages among the its many winding lanes.

Influído por el “poder sagrado del opio”, la leyenda de Poe, Baudelaire ha querido atisbar un instante el paraíso, mediante la experiencia synthetic. Se abre entonces la posibilidad de utilizar la vía descendente de los alucinógenos. Sin embargo, a pesar de sus visitas al “club de los comedores de haschich” fundado por Gautier, puede afirmarse que su frecuentación de las drogas fue una breve y circunstancial concesión a un atractivo mito romántico.

La conciencia check these guys out puede pasar del estado binario al estado analógico y provocar la “puesta en marcha de las máquinas ultrarrápidas contenidas en la parte dormida del cerebro”.23

Todo hombre es libre de ir o de no ir a ese terrible promontorio del pensamiento desde el cual se divisan las tinieblas. Si no va, se queda en la vida ordinaria, en la conciencia­ ordinaria, en la virtud ordinaria, en la fe ordinaria o en la duda ordinaria; y está bien. Para el reposo interior, es evidentemente lo mejor.

Un nivel supraético, a­temporal e impensable en el que la personalidad ordinaria,­ el “yo” de la experiencia sensomotriz desapa­rece, para dar paso al “hombre nuevo”, capaz de conocer­ la realidad y prescindir de las nociones relativas.

Como Nerval y Baudelaire, manifiesta en forma emocional y confusa la concept socialista de una comunidad fraternal. Aislado por la mediocridad burguesa, se refugia en una posición antisocial y construye su universo privado en las antípodas de la vulgaridad.

El pasaje de la Unidad a la multiplicidad de los seres y el del retorno de los seres al seno de la Unidad indiferenciada, fueron siempre los problemas –metafísico y ético– que determinaron la existencia de dos corrientes místicas y paralelas que en muchos aspectos se confunden.

No obstante, al margen de la actividad espiritual de esos hombres excepcionales, la comunidad, como sistema­ apropiado para lograr el retorno al prototiempo, formulation elaboraciones arquetípicas y sistemas paradigmáticos­. Se huye del terror de la historia, del dolor sin sentido que comporta ese ritmo irreversible y aplastante­ que en última instancia nos aproxima a la muerte. El devenir implacable del tiempo lineal no permite regresos, y el dolor cotidiano acentúa esa sensación de gratuidad. El hombre se resiste a admitir como una constante de su vida ese tránsito lineal que lo destru­ye. Entonces se defiende del tiempo y la practica “cortes” de la misma manera que la naturaleza atempera ese transcurrir inacabable mediante las estaciones, los días y las noches.

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